Aprendemos a escribir correctamente las onomatopeyas

Aprendemos a escribir correctamente las onomatopeyas

Existe una tipología de palabras que nos ayuda a reproducir sonidos del día a día, imitando a través de la lengua efectos sonoros y ruidos del mundo que nos rodea. No solo oralmente, sino también por escrito. Hablamos de las onomatopeyas, un recurso que seguro todos y todas hemos encontrado en cómics, en el diálogo de una obra de teatro, en grandes carteles publicitarios o incluso en una conversación efusiva con algún amigo. Dicho de otro modo, palabras cargadas de energía que -en muchas ocasiones, con pocas letras- son capaces de transmitir un sonido o una situación de forma muy, pero que muy efectiva.

Imitan o recrean el sonido de la cosa o la acción nombrada

Fundéu las define como "palabras que imitan o recrean el sonido de la cosa o la acción nombrada; un recurso expresivo muy potente, capaz de condensar una idea o situación en muy poco espacio y un procedimiento más para formar palabras". Una vez explicadas, ¿sabríamos escribirlas correctamente?

Como norma general, no llevan comillas, a no ser que parafraseen un diálogo pronunciado anteriormente por alguien. Por otra parte, tampoco es obligatorio que estén acompañadas por signos de exclamación, pero sí que es cierto que en gran parte de los casos ocurre, ya que al tratarse de un recurso expresivo, el contexto lo pide. Un sencillo ejemplo: realmente no sería lo mismo si reprodujéramos el ruido de una caída sin exclamaciones... Lo correcto sería ¡pumba!, en lugar de un simple y aburrido pumba.

Pero, todavía hay más. Si se quiere imitar un sonido especialmente estruendoso, será habitual emplear las mayúsculas: ¡ZAS!

Otra opción: si contamos con un sonido que se repite, como por ejemplo la risa, uniremos a los distintos elementos de la onomatopeya con comas, o con guiones. Veamos cómo: es correcto utilizar tanto ja, ja, ja, como ja-ja-ja. Si nos damos cuenta, ¡este podría ser uno de los errores habituales que solemos cometer en la escritura en redes sociales!

Por otra parte, si el objetivo fuera transmitir que entre sonido y sonido existe un gran silencio, podremos utilizar puntos suspensivos: dong... dong... dong... dong...

¿Sabías que también existen sustantivos que se han formado a través de sonidos onomatopéyicos? Podrían ser ejemplos "el tictac del reloj", "el tararí de una canción", o "el zigzag de las líneas".

Veamos algunos ejemplos que utilizamos frecuentemente. ¿Los reconoces?

- Achís: estornudo

- Bang: disparo

- Beee: balido de oveja

- Bla, bla, bla: hablar

- Boing: sonido de muelle

- Brrrum: aceleración de motocicleta

- Catapum: ruido, explosión o golpe

- Chiss: silencio

- Chof: golde de un líquido

- Chinchín: sonido de una manda de música

- Clic: ratón del ordenador

- Cua, cua: parpeo del pato

- Croac: rana

- Crac: rama que se quiebra

- Cricrí: grillo

- Din don: campanas replique

- Ejem, ejem: carraspeo

- Fu: bufido del gato

- Gluglú: pavo

- Grrr: gruñido

- Guau: ladrido de perro

- Ja, ja: risa

- Miau: maullido de gato

- Moc: ruido al sonarse la nariz

- Mua o muac: beso

- Muu: mugido de vaca

- Ñam: comer

- Oinc u oink: gruñido del cerdo

- Paf: bofetada

- Pam: disparo

- Pum: explosión y disparo

- Pfff: ruido de algo que se desinfla o cuando se quiere contener una risa

- Piiii: claxon

- Plas: aplausos

- Pío: pajarito

- Puaj: asco

- Quiquiriquí: canto del gallo

- Rin, rin: teléfono

- Shhh: petición de silencio

- Toc: golpe en la pierte

- Tris, tras: estallido

- Zas: bofetada

- Uf: muestra de cansancio

Además, la ecuación se completa con algunos sonidos que pueden reproducirse con distintas onomatopeyas; ocurre en el caso de ciertos animales (oinc y oink para el cerdo, o groarrrr, grgrgrgr y grrrr para el león).

Las onomatopeyas en diferentes idiomas

Ya por último, abordaremos una pequeña curiosidad. ¿Te has parado a pensar que los sonidos onomatopéyicos no se escriben igual en las distintas lenguas? Del mismo modo que reproducimos sonidos con diferentes combinaciones de letras, también ocurre en el caso de las onomatopeyas. No es lo mismo besar en inglés, que en japonés o chino. Tampoco es lo mismo que suene el teléfono en distintos países. O incluso que estornudemos... ¡Descubrimos algunos ejemplos a través de ilustraciones!

Referencia imágenes > ilustrador James Chapman >

Definitivamente, la riqueza de los distintos idiomas nos permite trasladar al papel y la pantalla todo tipo de cuestiones. Desde objetos a conceptos abstractos, y desde formas visuales a –en el caso de las onomatopeyas- sonidos. La lengua se nutre de la realidad y de las necesidades de comunicarse que compartimos todos y todas. Si las onomatopeyas no existieran, ¡habría que inventarlas!

Síguenos en Instagram, Facebook, Google+ y Twitter.

11 de enero de 2016
¿Te gustó esta entrada del blog?
0
0