La autonomía de los niños corresponde a un desafío al que los padres se enfrentan de forma progresiva: desde los primeros meses hasta bien entrada la adolescencia. Va estrechamente ligada a la madurez de los más pequeños y es por ello que no es fácil determinar exactamente, por edades, cuándo animarlesanimarlos a comenzar a comer o vestirse solos, ser capaces de poner la mesa por sí mismos o adquirir una mayor independencia en sus deberes diarios.
Enseñarles a hacer, en lugar de simplemente hacer por ellos.
Sin embargo, sí existe una fórmula muy interesante: enseñarles a hacer, en lugar de simplemente hacer por ellos. Brindarles la oportunidad de realizar ciertas tareas solos, y no simplemente resolverlas y, a corto plazo, ganar tiempo.
- Es de vital importancia respetar los ritmos de cada niño, pues su grado de madurez será el que guíe diariamente a los padres y los profesores en su labor como maestros.
- AnimarlesAnimarlos a superar pequeños retos del día a día los predispondrá a actuar de forma más independiente y, en muchos de los casos, que comiencen a sentir su propia realización personal.
- Verbalizar sus logros y darles la enhorabuena conseguirá que ellos mismos comprendan las ventajas de un resultado positivo. Lo cual no es sinónimo de premiar constantemente con regalos materiales; a largo plazo puede ocurrir que asocien la realización de tareas con obtener un obsequio a cambio, perdiendo así el sentido de la responsabilidad.
- Además, es tarea de los padres explicar paso a paso a los niños cómo lograr las metas que se proponen. Del mismo modo que pueden sugerir, corregir y trabajar en la crítica constructiva: tan importante es que comiencen a realizar tareas por sí solos como a remendar remediar y corregir los posibles errores o mejoras que se les planteen.
- Y, por último, siempre será necesario no diferenciar ante los niños entre los días en los que tenemos prisa y los días en los que no: y hacer hincapié en conseguir sus pequeñas rutinas diarias.
El estilo de vida que progresivamente adopta nuestra sociedad, la improvisación y la rapidez, se convierten día a día en nuestros peores consejeros. Principalmente, dedicar tiempo y paciencia serán los dos factores clave para los padres. Definitivamente, siempre es buen momento para trabajar hacia en valores como la constancia y recuperar el sentido de la dedicación en la carrera de fondo que es la educación.
