¿Cómo interfieren las emociones en el aprendizaje?

¿Cómo interfieren las emociones en el aprendizaje?

En los últimos años se ha incrementado el interés por las emociones y el estudio de su influencia en determinados procesos y funciones, como en el aprendizaje. Las emociones cumplen un papel esencial en el aprendizaje, regulando el mismo, favoreciéndolo o dificultándolo.

Las investigaciones al respecto han demostrado que las emociones positivas generan ciertas reacciones a nivel neurológico que van a favorecer los aprendizajes, mejorando procesos esenciales tales como la concentración, la atención, memoria, etc. En cambio, las emociones negativas generan reacciones neurológicas que influyen negativamente en el aprendizaje.

¿Cómo interfieren las emociones en el aprendizaje?

  • Niños y niñas de 0 a 3 años.

En este primer momento el bebé está inmerso en un proceso de grandes aprendizajes y desarrollo, así pasará de ser completamente independiente a desarrollar cierta autonomía. El bebé conoce el mundo a través de los sentidos y las experiencias motoras. A nivel emocional también desarrollará todo un bagaje emocional que será la base para su futuro mundo afectivo y emocional.

Enseguida los niños serán capaces de captar las emociones de los adultos que le rodean, de manera innata el ser humano está diseñado para identificar las emociones de los otros y reaccionar a las mismas, ajustando así su conducta social. Veamos algunos datos:

-Ante un objeto que llame la atención del bebé, éste será capaz de dirigir la mirada a la persona que le cuida, buscando orientación: una expresión temerosa por parte del adulto o una falta de expresividad tiene un efecto en la conducta del bebé y en su aprendizaje, ya que inhibirá su exploración. De este modo, las expresiones emocionales de los adultos cercanos regularán la conducta exploratoria y social del bebé.

-Los bebés juegan más cuando las expresiones faciales de los adultos cercanos expresan alegría; en cambio, cuando indican tristeza no juguetean tanto y apartan la mirada.

-A medida que crece, el bebé irá expresando sus necesidades mediante gestos, actitudes y contactos visuales que provocarán reacciones en su entorno, de este modo se produce un intercambio afectivo con los demás.

En esta etapa es esencial sintonizar con las emociones del bebé y procurar impulsar su desarrollo y aprendizaje a través de emociones positivas y sensaciones placenteras que generen bienestar y predispongan al aprendizaje.

  • Niños y niñas de 3 a 6 años.

En esta etapa el niño irá adquiriendo madurez emocional, pero para que esto ocurra es muy importante el papel de los adultos más cercanos, en la medida en que estos les enseñen y practiquen con ellos se favorecerá el proceso. En todas las etapas, pero en especial en esta etapa es muy importante mostrar aceptación al niño, ya que el sentirse valorado por los adultos más cercanos será clave para el desarrollo de una sana autoestima y un autoconcepto que impulse su desarrollo y aprendizaje. Si el niño, se percibe capaz, su aprendizaje se impulsará, y para que se sienta capaz es esencial que los adultos cercanos le devuelvan una imagen de aceptación y valoración.

-La regulación de las emociones en esta etapa, se encuentra determinada por el apoyo social y familiar. Los adultos cercanos cumplen un papel esencial ayudando al niño a regular sus emociones.

-Es muy importante procurar experiencias que permitan al niño vivenciar y regular sus emociones.

-De nuevo las emociones positivas generarán sensaciones y vivencias que favorezcan el aprendizaje.

En esta etapa los adultos han de impulsar el autoconcepto y la autoestima del niño, para que desarrolle una imagen a través de la cual se perciba capaz de enfrentarse a diferentes retos y a diferentes aprendizajes.

  • Niños y niñas de 6 a 12 años.

En esta etapa el niño ya ha alcanzado cierta madurez emocional, será capaz de identificar, expresar y responder a emociones de manera adecuada, regulando las mismas a diferentes situaciones. Además, tendrá desarrollado su autoconcepto y su autoestima. En esta etapa el énfasis se pone en el papel directo de las emociones en el aprendizaje.

Scherer (2010), identifica 5 componentes asociados a la emoción:

-Componente cognitivo. Está vinculado al procesamiento de la información como sistema de funcionamiento, su substrato orgánico es el sistema nervioso central. Este componente cumple una función fundamental en el proceso emocional de la evaluación de los eventos, objetos que vive el sujeto.

-Eferencias periféricas. Estas cumplen una función de regulación de sistemas orgánicos, dependen del sistema nervioso central, sistema nervioso autónomo y del sistema neuroendocrino.

-Componente motivacional. Es el componente que prepara y dirige la acción

-Expresión motora. Sería la acción que provoca la emoción.

-Sentimiento subjetivo. Monitoriza el estado interno del organismo y su interacción con el ambiente.

Cuando una emoción aparece entran en juego estos cinco componentes y regulan la manera de reaccionar de los sujetos. En el caso del aprendizaje, cuando la emoción es positiva, generará una evaluación cognitiva orientada a la tarea, referencias coordinadas para cumplir la misma, motivación y acciones que conlleven el logro del objetivo y un sentimiento de satisfacción hacía el aprender.

Es por ello que se han de acompañar las experiencias de aprendizaje de emociones positivas, a través de un entorno tranquilo, incluso lúdico, capaz de entusiasmar y generar confianza en los niños.

En cambio, cuando las emociones son negativas, tales como presión, miedos, poca autoestima, enfado, etc. generaran una predisposición negativa que dificultará los aprendizajes.


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Foto © S&B Vonlanthen

2 de noviembre de 2020
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