El lenguaje humano, tanto hablado como escrito, utiliza un código lleno de muchos elementos que nos permite comunicarnos de manera efectiva. Este código es compartido y común, y sirve como base para crear y entender mensajes. Está compuesto por diversos elementos, desde los más simples, como las letras y sus sonidos, hasta las palabras, frases y estructuras más complejas.
Cuando alguien quiere transmitir información, realiza un proceso llamado "codificación". Esto significa que convierte la información en un mensaje utilizando el código que todos conocemos, para que los demás puedan entenderlo. Por otro lado, la persona que recibe el mensaje debe llevar a cabo un proceso de "decodificación", que es el paso contrario. La decodificación implica la habilidad de relacionar los sonidos con las letras, las palabras con sus significados y las estructuras con su sentido, para así comprender el mensaje.
En términos más simples, imagina que el lenguaje es como un juego de construcción. Para construir algo, necesitas usar las piezas correctas (letras y sonidos) y ensamblarlas de una manera que tenga sentido (palabras y frases). Cuando alguien te habla o te escribe, está usando estas piezas y siguiendo ciertas reglas para que tú puedas entender lo que quieren decir. Tu tarea es unir ese conjunto de piezas y descubrir el significado detrás de ellas.
Dificultades con la decodificación
La decodificación es un proceso complejo que, con práctica y tiempo, llega a realizarse de manera casi automática. Sin embargo, cuando los niños y niñas aprenden a hablar, leer o escribir, se requiere más tiempo y esfuerzo.
Para los niños, aprender a decodificar significa asociar cada letra con su sonido y reconocer palabras escritas. No siempre es fácil, y algunos pueden tener dificultades en esta etapa. Estas dificultades pueden incluir problemas para relacionar letras con sonidos, identificar palabras escritas y entender su significado, o comprender la estructura de las oraciones. Estas dificultades pueden impactar la capacidad de comprender textos de manera efectiva.
Los niños y niñas deben aprender las correspondencias entre letras y sonidos, así como las reglas gramaticales y sintácticas que rigen la formación de palabras y oraciones. A medida que practicamos y nos familiarizamos con el código del lenguaje, este proceso se vuelve más fluido y automático. Sin embargo, para algunos niños, este proceso de aprendizaje puede ser más desafiante.
La falta de fluidez en la decodificación también puede llevar a dificultades en la comprensión lectora, ya que el esfuerzo requerido para descifrar cada palabra consume recursos cognitivos que de otro modo se utilizarían para comprender el texto en su conjunto.
Por eso, es fundamental brindar apoyo y estrategias de enseñanza adecuadas para ayudar a estos niños a superar las dificultades y desarrollar habilidades de decodificación eficaces, lo que a su vez mejorará su capacidad de comprensión lectora y su desempeño académico en general.
Dificultades en la decodificación y comprensión lectora
Los niños y niñas que tienen dificultades en la decodificación dedican gran parte de su atención a descifrar el sonido de las letras. Están tan concentrados en pronunciar cada palabra correctamente que sobrecargan su memoria operativa. La memoria operativa es la parte del cerebro que usamos para mantener y manipular información a corto plazo. Cuando esta memoria está ocupada en traducir letras a sonidos, no puede enfocarse en otros procesos cognitivos, como la comprensión del texto.
Debido a esta sobrecarga, estos niños a menudo olvidan el significado de las palabras que leen. No pueden procesar y almacenar el significado porque su memoria operativa está ocupada descifrando letras y sonidos. Como resultado, pierden el hilo conductor del texto y no logran captar el sentido global de lo que están leyendo. Aunque puedan leer palabras individuales, tienen dificultades para entender oraciones completas y el texto en su totalidad.
Por ejemplo, imagina que estás intentando leer un libro en un idioma que apenas conoces. Cada palabra te requiere tanto esfuerzo y concentración que, para cuando llegas al final de una oración, has olvidado cómo empezó. Así es como se sienten estos niños cuando leen.
Es fundamental reconocer y abordar estas dificultades temprano. Con el apoyo adecuado, como intervenciones específicas en la enseñanza de la lectura y estrategias que fortalezcan la memoria operativa, estos niños pueden mejorar sus habilidades de decodificación. Esto les permitirá liberar recursos cognitivos para la comprensión, facilitando así una lectura más fluida y una mejor comprensión del texto.
Fichas para ayudar a los niños y niñas a reconocer y pronunciar palabras
En RUBIO confiamos en que las fichas son una herramienta versátil y eficaz para ayudar a los niños y niñas a reconocer y pronunciar palabras. Combina elementos visuales y auditivos, permite la práctica repetitiva, y convierte el aprendizaje en una actividad lúdica y motivadora. Aquí te explicamos algunos de los beneficios:
1. Asociación visual
Las fichas suelen tener una palabra escrita acompañada de una imagen que la representa. Esta combinación ayuda a los niños a asociar la palabra con su significado visualmente. Por ejemplo, una ficha con la palabra "gato" junto a una imagen de un gato ayuda al niño a relacionar la palabra con el objeto real.
2. Práctica de fonética
Las fichas permiten practicar la fonética de una manera estructurada. Los niños y niñas pueden ver la palabra, decirla en voz alta y escuchar cómo suena. Este ejercicio repetitivo refuerza la asociación entre las letras y sus sonidos. Por ejemplo, una ficha con la palabra "sol" les ayuda a practicar el sonido de cada letra y la combinación de estos sonidos.
3. Memoria visual y auditiva
El uso repetido de fichas refuerza la memoria visual y auditiva de los niños. Ver y escuchar las palabras repetidamente ayuda a solidificar su reconocimiento y pronunciación. Con el tiempo, los niños comienzan a recordar las palabras no solo por su apariencia, sino también por cómo suenan.
4. División en sílabas
Las fichas pueden dividir palabras en sílabas, lo que facilita su pronunciación. Por ejemplo, una ficha puede mostrar la palabra "pe-rro" en lugar de "perro" para que los niños aprendan a descomponer la palabra en partes más manejables y pronunciarla correctamente.
5. Retroalimentación inmediata
Cuando los niños usan fichas en presencia de un maestro o padre, pueden recibir retroalimentación inmediata sobre su pronunciación y reconocimiento de palabras. Esto permite correcciones rápidas y refuerza el aprendizaje correcto.
8. Adaptación al ritmo del niño
Las fichas permiten que cada niño avance a su propio ritmo. Algunos pueden necesitar más tiempo con ciertas palabras, mientras que otros avanzan más rápidamente. Esto proporciona un enfoque personalizado en el aprendizaje.
Si quieres las fichas puedes descargártelas > aquí <