Se acercan las vacaciones y, con ellas, el buen tiempo que reina en nuestro país. Las temperaturas cálidas consiguen que tengamos mil y un motivos para salir al aire libre y compartir nuevos juegos y actividades con los niños, ya que los entornos naturales -como los parques, la playa o la montaña- son un excelente estímulo y fuente inagotable de aprendizaje para ellos.
Proponemos despertar la creatividad desde actividades muy variadas. Todas ellas dependerán del entorno y la zona en la que nos encontremos, pero siempre descubriendo y aprendiendo con el juego y la distensión.
- Si pasamos el verano en la ciudad, una buena opción es crear un huerto urbano. Bien sea en la terraza, o en espacios abiertos (tan comunes en los últimos años en muchas ciudades de nuestro país). En verano se pueden plantar vegetales como el calabacín, la berenjena, los tomates, las zanahorias o múltiples tipos de lechugas. Conocer y vivir de primera mano de dónde vienen los alimentos, puede animarles a disfrutar más mientras los comen. También fomentaremos de esta forma el cuidado por los detalles y la implicación por la puesta en marcha de un gran proyecto. Y, por supuesto, el aprendizaje de qué frutas y verduras son habituales en cada temporada.
- Una buena opción relacionada con los alimentos, es ayudarles a preparar un picnic. El reto de hacer la comida para todo un grupo puede ayudarles a comprender mejor las distintas cantidades. También qué tipo de alimentos son aptos para ser transportados. Podemos cultivar su creatividad dejando que nos propongan el menú, ayudándoles a crear alguna receta especial, y decorando la que será la mesa al aire libre.
- Si nos encontramos cerca del mar, será muy interesante que los niños puedan convertirse en futuros arquitectos, creando castillos y jugando con la arena. Modelar las figuras que creen, ayudará a trabajar su psicomotricidad fina (la relacionada con los movimientos de precisión). Y qué mejor que ayudarles con la ardua tarea de construir, o dejarles que compartan la experiencia con otros niños para fomentar el compañerismo entre ellos. Podrán divertirse descubriendo los distintos efectos que crea el agua sobre ella, casi como si utilizaran distintos materiales de construcción; y también decorarlos con pequeñas piedras o conchas que encuentren a la orilla del mar.
- Si por el contrario, nos encontramos en un entorno campestre, proponemos la idea de crear una orquesta natural. ¿Cómo? Recogeremos algunas ramas con las que crear sonidos de percusión; con la hierba, además, podemos aprender a silbar. Con hojas que estén más secas, podemos rascarlas contra el suelo y simular sonidos raspados. Y con piedras pequeñas y materiales reciclados como unas botellas, crear maracas. Se trata de una actividad interesante para aprender con los distintos ritmos y fomentar los equipos. ¡En una orquesta caben tantos músicos como quieran! Y en la naturaleza encontraremos tantos sonidos como busquemos.
- Por último, para aquellos que más disfruten con el ejercicio, siempre estará la opción de crear unas olimpiadas o un circuito de pruebas que ir superando. Trabajaremos la psicomotricidad y las relaciones sociales entre los niños. Además, podemos incluir distintas actividades como carreras, trayectos en bici, juegos con aros, saltar a la comba o a la goma, etc.
Siempre es una buena noticia el poder disponer de tiempo en el que disfrutar al aire libre. Salir del entorno habitual, ayuda a que los niños descubran y se muestren curiosos hacia aquello que no conocen. La implicación, la solidaridad, la psicomotricidad… Son muchas las ventajas si les acompañamos en la gran aventura del juego y el aprendizaje fuera de casa. Es una buena opción con la que canalizar su energía y hambre de estímulos con los que vivir nuevas aventuras
Además, puedes repasar al aire libre con los cuadernos de Vacaciones Rubio y los packs de verano de Cuadernos Rubio clasificados según edad y curso escolar.
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